jueves, 25 de marzo de 2010
¿EL HOMBRE Y LA MUJER SON IGUALES ANTE LA LEY?
El artículo 4 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos en su párrafo primero consigna: "El varón y la mujer son iguales ante la ley. Ésta protegerá la organización y el desarrollo de la familia". Existen voces que consideran que dicha declaración es más una pretensión incumplida que una realidad patente. Por otro lado, hay quienes piensan que las mujeres deben ser consideradas como un grupo socialmente vulnerable. En este punto hay que ser muy cuidadoso, porque, en efecto, las diferencias psicobiológicas existen. No obstante, dichas discrepancias no necesariamente deben considerarse como desventajas. Bajo una perspectiva darvinista pudiera validarse cierta preeminencia del hombre sobre la mujer, pero hoy en día nuestra sociedad es más compleja y el solo factor de la fuerza física no puede tenerse como un parámetro o valor que nos permita establecer distinciones de supremacía o desventaja entre ambos sexos. Una vertiente más a tomarse en cuenta es, desde luego, si las circunstancias convencionales que actualmente nos han llevado a situaciones tan dispares tienen un fundamento lógico; de no ser así, no debemos olvidar el carácter impositivo y modelador del derecho. Hasta hoy, el considerar a la féminas como un grupo oprimido y vulnerable ha tenido como resultado la producción de leyes sobreprotectoras que provocan relaciones de chantaje o estafa moral entre hombres y mujeres, lo cual ha quedado de manifiesto en la formación de familias desequilibradas y hasta caóticas, y las nuevas generaciones ya resienten los efectos en forma palpable. En consecuencia, si queremos lograr una sociedad más equilibrada y humanista debemos empezar por cambiar la mentalidad en la forma de apreciarnos mutuamente varones y mujeres y comenzar por tratarnos de manera igual o por lo menos equitativa, pero complementaria. La expresión legal del artículo 4° de la Constitución Federal Mexicana: "El varón y la mujer son iguales ante la ley", no sólo es ontológica, sino deontológica, programática, progresiva y aspiracional.
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